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Vísperas I oración de la tarde I martes 01 febrero 2022

Vísperas

(se hace la señal de la cruz mientras se dice:)
V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en socorrerme.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
R/. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Te damos gracias, Señor, porque has depuesto la ira y has detenido ante el pueblo la mano que lo castiga.

Tú eres el Dios que nos salva, la luz que nos ilumina, la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.

Y sacaremos con gozo del manantial de la Vida las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.

Entonces proclamaremos: «¡Cantadle con alegría! ¡El nombre de Dios es grande;
su caridad, infinita!

¡Que alabe al Señor la tierra! Contadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo, el Dios que nos justifica!» Amén.
O bien: Libra mis ojos de la muerte; dales la luz que es su destino. Yo, como el ciego del camino, pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos una herramienta constructiva; cura su fiebre posesiva y ábrela al bien de mis hermanos.

Que yo comprenda, Señor mío, al que se queja y retrocede; que el corazón no se me quede desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo Tú que conoces el desierto, dame tu mano y ven conmigo. Amén.

O bien: ¿Para qué los timbres de sangre y nobleza? Nunca los blasones fueron lenitivo para la tristeza de nuestras pasiones. ¡No me descoronas, Señor, ¡de grandeza!

¿Altivez? ¿Honores? Torres ilusorias que el tiempo derrumba.
Es coronamiento de todas las glorias un rincón de tumba.
¡No me des siquiera coronas mortuorias!

No pido el laurel que nimba al talento, ni las voluptuosas guirnaldas de lujo y alborozamiento.
¡Ni mirtos ni rosas! ¡No me des coronas que se lleva el viento!

Yo quiero la joya de penas divinas que rasga las sienes. Es para las almas que tú predestinas. Sólo tú la tienes. ¡Si me das coronas, dámelas de espinas! Amén.

Oh bondadoso Creador: escucha La voz de nuestras súplicas y el llanto Que, mientras dura el sacrosanto ayuno De estos cuarenta días, derramamos.

A Ti, que escrutas nuestros corazones Y que conoces todas sus flaquezas, Nos dirigimos para suplicarte La gracia celestial de tu indulgencia.

Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos, Pero estamos, al fin, arrepentidos, Y te pedimos, por tu excelso nombre, Que nos cures los males que sufrimos.

Haz que por la virtud de la abstinencia Podamos dominar a nuestros cuerpos, Y que, participando del ayuno, No pequen más los corazones nuestros.

Oh Trinidad Santísima, concédenos, Oh simplicísima Unidad, otórganos Que los efectos de la penitencia De estos días nos sean provechosos. Amén.
Salmodia

Ant 1. Señor, tu saber me sobrepasa.

Salmo 138, 1-18. 23-24 – I

Todo está presente a los ojos de dios. Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me envuelves por doquier, me cubres con tu mano. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco.
¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro; si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, tú diestra llegará hasta mí.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí», ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, tu saber me sobrepasa.
Ant 2. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

Salmo 138 II

Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has formado portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mis acciones, se escribían todas en tu libro, calculados estaban mis días antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios, Dios mío, ¡qué inmenso es su conjunto! Si me pongo a contarlos, son más que arena; si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos, mira si mi camino se desvía, guíame por el camino eterno.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.
Ant 3. Todo fue creado por él y para él.

Cántico:

Himno a cristo, primogénito de toda creatura y primer resucitado de entre los muertos. Cf. Col 1, 12-20

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura; pues por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas: haciendo la paz por la sangre de su cruz con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Todo fue creado por él y para él.

Lectura

Flp 2,12b-15a
Trabajad por vuestra salvación con respeto y seriedad. Porque es Dios el que obra en vosotros haciendo que queráis y obréis movidos por lo que a él le agrada. Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha.

V/. Yo dije, Señor, ten misericordia.
R/. Yo dije, Señor, ten misericordia.

V/. Sáname, porque he pecado contra ti.
R/. Señor, ten misericordia.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/. Yo dije, Señor, ten misericordia.

Cántico

Ant: Cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

(se hace la señal de la cruz mientras se comienza a recitar)

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Preces

Demos gracias a Dios Padre, que estableció en la sangre de Cristo una alianza nueva y eterna con su pueblo y la renueva en el sacramento del altar, y supliquémosle, diciendo:

Bendice, Señor, a tu pueblo

-Dirige, Señor, por los caminos de tu voluntad, el sentir de los pueblos y la mente de sus gobernantes, para que procuren con empeño el bien común.
-Aumenta el fervor de aquellos que, habiéndolo dejado todo, siguieron a Cristo, para que su vida sea luz para los hombres y claro testimonio de la santidad de tu Iglesia.
-Tú que creaste a todos los hombres a imagen tuya, haz que sintamos horror de las injusticias y desigualdades entre los hombres.
-Llama a tu amistad y a tu verdad a los que viven alejados de ti, y a nosotros enséñanos cómo podemos ayudarlos.
-Admite a los difuntos en tu gloria, para que te alaben eternamente.

Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Final

Al empezar esta Cuaresma, te pedimos, Señor, que nos des un verdadero espíritu de conversión: así la austeridad de la penitencia de estos días nos servirá de ayuda en nuestra lucha contra el espíritu del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

V/. La paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodie vuestros corazones y vuestros pensamientos en el conocimiento y el amor de Dios y de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

V/. Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.

V/. El Señor esté con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.

V/. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
R/. Amén.

V/. Podéis ir en paz.
R/. Demos gracias a Dios.

 

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