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Vísperas – oración de la tarde – martes 18 octubre 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

¡Columnas de la Iglesia, piedras vivas! ¡Apóstoles de Dios, grito del Verbo!
benditos vuestros pies, porque han llegado para anunciar la paz al mundo entero.

De pie en la encrucijada de la vida, del hombre peregrino y de los pueblos, lleváis agua de Dios a los cansados, hambre de Dios lleváis a los hambrientos.

De puerta en puerta va vuestro mensaje, que es verdad y es amor y es Evangelio. No temáis, pecadores, que sus manos son caricias de paz y de consuelo.

Gracias, Señor, que el pan de tu palabra nos llega por tu amor, pan verdadero; gracias, Señor, que el pan de vida nueva nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.

Salmodia

Ant. 1 soy ministro del Evangelio en virtud de la gracia que Dios me ha dado.

Salmo 115

Tenía fe, aun cuando dije:
» ¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro: «Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación, invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.

Vale mucho a los ojos Señor la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo, hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo, en el atrio de la casa del Señor, en medio de Ti. Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1 soy ministro del Evangelio en virtud de la gracia que Dios me ha dado. Aleluya.

Ant. 2 todo lo hago por el Evangelio, para ser partícipe del mismo.

Salmo 125

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes de Negueb.
Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando, llevando la semilla; al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 Todo lo hago por el Evangelio, para ser partícipe del mismo.

Ant. 3 Dios me ha concedido la gracia de evangelizar a los gentiles las insondables riquezas de Cristo.

Cántico

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo por pura iniciativa suya, a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Dios me ha concedido la gracia de evangelizar a los gentiles las insondables riquezas de Cristo. Aleluya.

Lectura 1Co 1, 3b-6a
Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento, rezando por vosotros, al oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor que tenéis a todos los santos, por la esperanza que os está reservada en los cielos, sobre la cual oísteis hablar por la palabra verdadera de la Buena Noticia, que se os hizo presente, y está dando fruto y prosperando en todo el mundo igual que entre vosotros.

Responsorio

V. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

V. Sus maravillas a todas las naciones.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

Cántico Evangélico

Ant. El bienaventurado evangelista Lucas, escriba de la mansedumbre de Cristo, merece las alabanzas de la Iglesia.

Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El bienaventurado evangelista Lucas, escriba de la mansedumbre de Cristo, merece las alabanzas de la Iglesia.

Preces.

Invoquemos a Dios, fuente de toda luz, que por medio del Evangelio de su Hijo nos ha llamado a la fe verdadera, y oremos por su pueblo santo, diciendo:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

-Padre santo, que sacaste de entre los muertos a Jesús, gran pastor de las ovejas,
haz que nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

-Tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres, haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las creaturas.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

-Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra, haz que, sembrando también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

-Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliar el mundo contigo, haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

-Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos, concede a todos los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.
Oremos ahora al Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración.
Señor Dios, que elegiste a san Lucas para que, con su predicación y sus escritos, revelara al mundo tu amor hacia los pobres, concede a quienes nos gloriamos de ser cristianos vivir unidos con un solo corazón y una sola alma y haz que todos los pueblos lleguen a contemplar a tu Salvador. Que vive y reina contigo…

Conclusión.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

 

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