Vísperas
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya
Himno
Tú que eres Cristo, el esplendor y el día, y de la noche ahuyentas las tinieblas, Luz de Luz que a tus fieles cual luz te manifiestas,
te pedimos, Señor, humildemente esta noche que estés de centinela,
en ti hallemos reposo y la paz nos concedas.
Si se entregan al sueño nuestro ojos, en ti vigile el corazón alerta, y rogamos tus hijos, Señor, que nos protejas.
Defensor nuestro, míranos, rechaza al enemigo cruel que nos acecha y, a quienes redimiste con tu sangre, gobierna.
A ti Cristo, Señor del universo, y a ti, Padre, alabanza dondequiera,
y al Amor, por los siglos loores. Amén.
Salmodia
Ant: Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.
Salmo 136: Junto a los canales de Babilonia
Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión; en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras.
Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar; nuestros opresores, a divertirlos: «Cantadnos un cantar de Sión.»
¡Cómo cantar un cántico del Señor en tierra extranjera! Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha; que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti, si no pongo a Jerusalén en la cumbre de mis alegrías.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.
Salmo 137 Acción de gracias
Ant: Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón; delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario, daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera a tu fama; cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor de mi alma.
Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande.
El Señor es sublime, se fija en el humilde, y de lejos conoce al soberbio.
Cuando camino entre peligros, me conservas la vida; extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo, y tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.
Cántico
Apocalipsis 4,11;5,9.10.12: Himno de los redimidos
Ant: Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
Eres digno, Señor, Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.
Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra.
Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.
Lectura Col 3,16
La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
V/. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
R/. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
V/. De alegría perpetua a tu derecha.
R/. en tu presencia, Señor.
V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R/. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
Cántico.
Ant: Haz con nosotros, Señor, obras grandes, porque eres poderoso, y tu nombre es santo.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Haz con nosotros, Señor, obras grandes, porque eres poderoso, y tu nombre es santo.
Preces
Invoquemos a Cristo, que da fuerza y poder a su pueblo, diciendo:
Señor, escúchanos
– Cristo, fortaleza nuestra, que nos has llamado a la luz de tu verdad,
concede a todos tus fieles fidelidad y constancia.
– Haz, Señor, que los que gobiernan el mundo lo hagan conforme a tu querer, y que sus decisiones vayan encaminadas a la consecución de la paz.
– Tú que, con cinco panes, saciaste a la multitud, enséñanos a socorrer con nuestros bienes a los hambrientos.
– Que los que tienen en su mano los destinos de los pueblos no cuiden sólo del bienestar de su nación, sino que piensen también en los otros pueblos.
– Cuando vengas aquel día, para que en tus santos se manifieste tu gloria, da a nuestros hermanos difuntos la resurrección y la vida feliz.
Todos juntos, en familia, repitamos las palabras que nos enseñó Jesús y oremos al Padre, diciendo:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Final
Puestos en oración ante ti, Señor, imploramos tu clemencia y te pedimos que los sentimientos de nuestro corazón concuerden siempre con las palabras de nuestra boca. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.