Vísperas
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno
Ésta es la hora para el buen amigo, llena de intimidad y confidencia, y en la que, al examinar nuestra conciencia, igual que siente el rey, siente el mendigo.
Hora en que el corazón encuentra abrigo para lograr alivio a su dolencia y, al evocar la edad de la inocencia, logra en el llanto bálsamo y castigo.
Hora en que arrullas, Cristo, nuestra vida con tu amor y caricia inmensamente y que a humildad y a llanto nos convida.
Hora en que un ángel roza nuestra frente y en que el alma, como cierva herida,
sacia su sed en la escondida fuente. Amén.
Salmodia
Ant 1. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Salmo 135
Dad gracias al Señor porque es bueno: porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios de los dioses: porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Señor de los señores: porque es eterna su misericordia.
Sólo él hizo grandes maravillas: porque es eterna su misericordia.
Él hizo sabiamente los cielos: porque es eterna su misericordia.
El afianzó sobre las aguas la tierra: porque es eterna su misericordia.
Él hizo lumbreras gigantes: porque es eterna su misericordia.
El sol que gobierna el día: porque es eterna su misericordia.
La luna que gobierna la noche: porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.
Ant 2. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Salmo 135
El hirió a Egipto en sus primogénitos: porque es eterna su misericordia.
Y sacó a Israel de aquel país: porque es eterna su misericordia.
Con mano poderosa, con brazo extendido: porque es eterna su misericordia.
Él dividió en dos partes el mar Rojo: porque es eterna su misericordia.
Y condujo por en medio a Israel: porque es eterna su misericordia.
Arrojó en el mar Rojo al Faraón: porque es eterna su misericordia.
Guió por el desierto a su pueblo: porque es eterna su misericordia.
Él hirió a reyes famosos: porque es eterna su misericordia.
Dio muerte a reyes poderosos: porque es eterna su misericordia.
A Sijón, rey de los amorreos: porque es eterna su misericordia.
Y a Hog, rey de Basán: porque es eterna su misericordia.
Les dio su tierra en heredad: porque es eterna su misericordia.
En heredad a Israel, su siervo: porque es eterna su misericordia.
En nuestra humillación se acordó de nosotros: porque es eterna su misericordia.
Y nos libró de nuestros opresores: porque es eterna su misericordia.
Él da alimento a todo viviente: porque es eterna su misericordia.
Dad gracias al Dios del cielo: porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente.
Ant 3. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Cántico
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo, redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante.
Lectura
Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.
Responsorio
V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
Cántico
Ant. Comprobó el padre que en aquella misma hora le había dicho Jesús: «Tu hijo se encuentra bien»; y creyó él y toda su casa.
Cántico de María.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Comprobó el padre que en aquella misma hora le había dicho Jesús: «Tu hijo se encuentra bien»; y creyó él y toda su casa.
Preces
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que por la palabra de su Hijo prometió escuchar la oración de los que se reúnen en su nombre, y, confiados en esta promesa, supliquémosle, diciendo:
Escucha a tu pueblo, Señor.
-Señor, tú que en la montaña del Sinaí diste a conocer tu ley por medio de Moisés y la perfeccionaste luego por Cristo, haz que todos los hombres descubran que tienen esta ley inscrita en el corazón y que la deben guardar para hacer efectiva la alianza que has hecho con ellos.
-Concede a los superiores fraternal solicitud hacia los que les han sido confiados,
y a los súbditos espíritu de obediente colaboración.
-Fortalece el espíritu y el corazón de los misioneros y suscita en todos partes colaboradores de su obra.
-Que los niños crezcan en gracia y en edad, y que los jóvenes se abran con sinceridad a tu amor.
-Aumenta la fe de aquellos que están contagiados por el coronavirus
y fortaleza a los familiares de todas las víctimas de esta pandemia.
-Acuérdate de nuestros hermanos que ya duermen el sueño de la paz y dales parte en la vida eterna, especialmente a los fallecidos por el coronavirus.
Digamos a nuestro Padre, juntamente con Jesús, la oración que él nos enseñó.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Oración
Dios nuestro, que renuevas el mundo por medio de sacramentos divinos, haz que tu Iglesia progrese por la celebración de estos sacramentos de vida eterna y no permitas que le falten nunca los auxilios necesarios para su vida terrena. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
Conclusión
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.