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Vísperas – oración de la tarde – miércoles 20 julio 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

Himno

Te bendecimos, Cristo, en esta noche: Verbo de Dios y Luz de Luz eterna, emisor del Espíritu Paráclito; te bendecimos porque nos revelas
la triple luz de una indivisa gloria y libras nuestras almas de tinieblas.

A la noche y al día has ordenado que se releven siempre en paz fraterna; la noche compasiva pone término a nuestras aflicciones y tareas, y, para comenzar el nuevo surco, el día alegremente nos despierta.

Da un sueño muy ligero a nuestros párpados, para que nuestra voz no permanezca muda por mucho tiempo en tu alabanza; mientras dormimos se mantenga en vela toda tu creación, cantando salmos en compañía de la turba angélica.

Y, mientras duerme nuestro humilde cuerpo, nuestro espíritu cante a su manera: «Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu, en el día sin noche donde reinan; al Uno y Trino, honor, poder, victoria, por edades y edades sempiternas.» Amén.

Salmodia
Ant: Señor, tu saber me sobrepasa.

Salmo 138, Dios está en todas partes y lo ve todo

Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha.

Si digo: «que al menos la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí», ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Señor, tu saber me sobrepasa.

Salmo 138, Señor, tú me conoces

Ant: Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mis acciones, se escribían todas en tu libro; calculados estaban mis días antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios, Dios mío, ¡qué inmenso es su conjunto! Si me pongo a contarlos, son más que arena; si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos, mira si mi camino se desvía, guíame por el camino eterno.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

Cántico

Colosenses 1,12-20: Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los muertos.

Ant: Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura;
porque por medio de Él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por Él y para Él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.

Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

Lectura 1Jn 2,3-6

En esto sabemos que conocemos a Cristo: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como él vivió.

V/. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
R/. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.

V/. A la sombra de tus alas escóndenos.
R/. Como a las niñas de tus ojos.

V/. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R/. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.

Cántico

Ant: Haz, Señor, proezas con tu brazo: dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant: Haz, Señor, proezas con tu brazo: dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.

Preces

Aclamemos, alegres, al Padre, cuya bondad para con su pueblo es más grande que los cielos, y digámosle.

Alégrense todos los que esperan en ti, Señor.

– Acuérdate, Señor, que enviaste a tu Hijo al mundo, no para condenarlo, sino para salvarlo; haz que su muerte gloriosa nos traiga la salvación.

– Tú que hiciste a tus sacerdotes ministros de Cristo y dispensadores de tus misterios, concédeles un corazón leal, ciencia y caridad.

– Haz que los que has llamado a la castidad perfecta por el reino de los cielos, sigan con fidelidad a tu Hijo.

– Tú que, en el principio, creaste hombre y mujer, guarda a todas las familias unidas en el verdadero amor.

– Tú que enviaste tu Hijo al mundo para salvar a los pecadores, concede a todos los difuntos el perdón de sus faltas.

Movidos por el Espíritu Santo y llenos de su amor, dirijamos al Padre nuestra oración:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Final

Acuérdate, Señor, de tu misericordia, y, ya que a los hambrientos los colmas de bienes celestiales, socorre nuestra indigencia con la abundancia de tus riquezas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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