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Vísperas – oración de la tarde – miércoles 23 marzo 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Heme, Señor, a tus divinas platas, baja la frente y de rubor cubierta, porque mis culpas son tales y tantas, que tengo miedo a tus miradas santas y el pecho mío a respirar no acierta.
Mas ¡ay!, que renunciar la lumbre hermosa de esos divinos regalados ojos es condenarme a noche tenebrosa; y esa noche es horrible, es espantosa para el que gime ante tus pies de hinojos.
Dame licencia ya, Padre adorado, para mirarte y moderar mi miedo; mas no te muestres de esplendor cercado; muéstrate, Padre mío, en cruz clavado, porque sólo en la cruz mirarte puedo. Amén.
Salmodia
Ant. 1 Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Salmo 125

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando, llevando la semilla; al volver, vuelven cantando, trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1 Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.
Ant. 2 Que el Señor nos construya la casa
y nos guarde de la ciudad.

Salmo 126

Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, los que coméis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos; una recompensa es el fruto de las entrañas; son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2 Que el Señor nos construya la casa y nos guarde de la ciudad.
Ant. 3 Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

Cántico

Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de lo pecados.

Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura; pues por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas: haciendo la paz por la sangre de su cruz con todos los seres, así del cielo como de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3 Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

Lectura

Trabajad por vuestra salvación con respeto y seriedad. Porque es Dios el que obra en vosotros haciendo que queráis y obréis movidos por lo que a él le agrada. Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha.
Responsorio
V. Yo dije: » Señor, ten misericordia. »
R. Yo dije: » Señor, ten misericordia. »
V. Sáname, porque he pecado contra tí.
R. Señor, ten misericordia.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: » Señor, ten misericordia. »

Cántico

Ant. El que practique y enseñe los preceptos del Señor será grande en el reino de los cielos.

Cántico de la Santísima Virgen María

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El que practique y enseñe los preceptos del Señor será grande en el reino de los cielos.

Preces

Alabemos a Dios todo poderoso y providente, que conoce todas nuestras necesidades, pero quiere ante todo que busquemos su reino; supliquémosle, pues, diciendo:

Venga, Señor, tu reino y su justicia.

-Padre santo, que nos diste a Cristo como pastor de nuestras vidas, ayuda a los pastores y los pueblos a ellos confiados, para que no falte nunca al rebaño la solicitud de sus pastores ni falte a los pastores la obediencia de sus rebaños.
-Mueve a los cristianos para que con amor fraternal se interesen por los enfermos y que en ellos socorran a tu Hijo.
-Haz que entren a formar parte de tu Iglesia los que aún no creen en el Evangelio, y que, con sus buenas obras, la hagan crecer en
el amor.
-A nosotros, pecadores, concédenos tu perdón y la reconciliación con tu Iglesia.
-A los que murieron concédeles resucitar a la vida eterna y morar eternamente contigo.
Invoquemos a Dios Padre con la oración que nos enseñó Jesús:
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración

Concédenos, Señor, que, purificados por las prácticas cuaresmales y alimentados con tu palabra, nos entreguemos completamente a ti por una santa moderación en el uso de las cosas terrenas y que perseveremos fraternalmente unidos en la oración. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Conclusión

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo maly nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

 

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