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Vísperas – oración de la tarde – miércoles 27 marzo 2024

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme

Himno: VENGO, SEÑOR, CABE LAS ÍGNEAS HUELLAS

Vengo, Señor, cabe las ígneas huellas

de tus sacras heridas luminosas:

quíntuple abrir de inmarcesibles rosas,

suma constelación de cinco estrellas.

 

Vengo a poblar sus oquedades bellas,

a estudiar en sus aulas silenciosas,

y a beber, con ternuras dolorosas,

la miel de acíbar que pusiste en ellas.

 

Cuando zozobre mi valor, inerme,

y vaya en turbias ansias a abismarme

y llagado también llegue yo a verme,

 

deja a tus dulces llagas allegarme,

y en sus íntimos claustros esconderme,

y en su divina suavidad curarme. Amén.

 

SALMODIA

Ant 1. Dijeron los impíos: «Oprimamos al justo, porque se enfrenta a nuestro modo de obrar.»

Salmo 61 – DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO.

Sólo en Dios descansa mi alma,

porque de él viene mi salvación;

sólo él es mi roca y mi salvación,

mi alcázar: no vacilaré.

 

¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre

todos juntos, para derribarlo

como a una pared que cede

o a una tapia ruinosa?

 

Sólo piensan en derribarme de mi altura,

y se complacen en la mentira:

con la boca bendicen,

con el corazón maldicen.

 

Descansa sólo en Dios, alma mía,

porque él es mi esperanza;

sólo él es mi roca y mi salvación,

mi alcázar: no vacilaré.

 

De Dios viene mi salvación y mi gloria,

él es mi roca firme,

Dios es mi refugio.

 

Pueblo suyo, confiad en él,

desahogad ante él vuestro corazón,

que Dios es nuestro refugio.

 

Los hombres no son más que un soplo,

los nobles son apariencia:

todos juntos en la balanza subirían

más leves que un soplo.

 

No confiéis en la opresión,

no pongáis ilusiones en el robo;

y aunque crezcan vuestras riquezas,

no les deis el corazón.

 

Dios ha dicho una cosa,

y dos cosas que he escuchado:

 

«Que Dios tiene el poder

y el Señor tiene la gracia;

que tú pagas a cada uno

según sus obras.»

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Dijeron los impíos: «Oprimamos al justo, porque se enfrenta a nuestro modo de obrar.»

 

Ant 2. Él tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.

 

Salmo 66 – QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.

 

El Señor tenga piedad y nos bendiga,

ilumine su rostro sobre nosotros;

conozca la tierra tus caminos,

todos los pueblos tu salvación.

 

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,

que todos los pueblos te alaben.

 

Que canten de alegría las naciones,

porque riges el mundo con justicia,

riges los pueblos con rectitud

y gobiernas las naciones de la tierra.

 

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,

que todos los pueblos te alaben.

 

La tierra ha dado su fruto,

nos bendice el Señor, nuestro Dios.

Que Dios nos bendiga; que le teman

hasta los confines del orbe.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. Él tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.

 

Ant 3. Por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

 

Damos gracias a Dios Padre,

que nos ha hecho capaces de compartir

la herencia del pueblo santo en la luz.

 

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,

y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,

por cuya sangre hemos recibido la redención,

el perdón de los pecados.

 

Él es imagen de Dios invisible,

primogénito de toda creatura;

pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:

celestes y terrestres, visibles e invisibles,

Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;

todo fue creado por él y para él.

 

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,

y así es el primero en todo.

 

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.

Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:

haciendo la paz por la sangre de su cruz

con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

 

LECTURA BREVE Ef 4, 32–5, 2

Sed bondadosos y compasivos unos con otros, y perdonaos mutuamente como también Dios os ha perdonado en Cristo. Sed, en una palabra, imitadores de Dios, como hijos amados que sois. Y vivid en el amor a ejemplo de Cristo, que os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia.

 

RESPONSORIO BREVE

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

 

V. Porque con tu santa cruz redimiste al mundo.

R. Te adoramos, oh Cristo y te bendecimos.

 

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.

 

CÁNTICO EVANGÉLICO

 

Ant. El Maestro dice: «Mi hora se acerca; en tu casa quiero celebrar yo la Pascua con mis discípulos.»

 

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

El hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de su misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-

en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

 

Ant. El Maestro dice: «Mi hora se acerca; en tu casa quiero celebrar yo la Pascua con mis discípulos.»

 

PRECES

Adoremos a Jesús, el Salvador del género humano, que muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida, y pidámosle humildemente:

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Redentor nuestro, concédenos que por la penitencia nos unamos más plenamente a tu pasión, para que consigamos la gloria de la resurrección.

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos, para poder nosotros consolar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos consuelas.

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Haz que tus fieles participen en tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,

para que se manifiesten a los hombres los frutos de la salvación.

 

Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,

concede a tus fieles obediencia y paciencia.

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,

y a nosotros concédenos también que un día participemos de su felicidad.
Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Unidos fraternalmente, acudamos ahora al Padre de todos:

 

Padre nuestro…

 

ORACIÓN

Dios nuestro, que, para librarnos del poder del enemigo, quisiste que tu Hijo muriera en la cruz, concédenos alcanzar la gracia de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.

R. Amén.