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Vísperas – oración de la tarde – sábado 24 septiembre 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno

¿Quién es este que viene, recién atardecido, cubierto por su sangre como varón que pisa los racimos?

Éste es Cristo, el Señor, que venció nuestra muerte con su resurrección.

¿Quién es este que vuelve, glorioso y malherido, y, a precio de su muerte, compra la paz y libra a los cautivos?

Éste es Cristo, el Señor, que venció nuestra muerte con su resurrección.

Se durmió con los muertos, y reina entre los vivos; no le venció la fosa, porque el Señor sostuvo a su elegido.

Este es Cristo, el Señor, que venció nuestra muerte con su resurrección.

Anunciad a los pueblos qué habéis visto y oído; aclamad al que viene como la paz, bajo un clamor de olivos.

Este es Cristo, el Señor, que venció nuestra muerte con su resurrección. Amén.

Salmodia

Ant 1. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.

Salmo 118, 105-112

Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero; lo juro y lo cumpliré: guardaré tus justos mandamientos; ¡estoy tan afligido! Señor, dame vida según tu promesa.

Acepta, Señor, los votos que pronuncio, enséñame tus mandatos; mi vida está siempre en peligro, pero no olvido tu voluntad; los malvados me tendieron un lazo, pero no me desvié de tus decretos.

Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón; inclino mi corazón a cumplir tus leyes, siempre y cabalmente.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero. Aleluya.

Ant 2. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.

Salmo 15 – Cristo y sus miembros esperan la resurrección.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen.

Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena.

Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. Aleluya.

Ant 3. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.

Cántico: Cristo, siervo de Dios, en su misterio pascual – Flp 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se anonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre sobre todo nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. Aleluya.

Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en todo momento, rezando por vosotros, al oír hablar de vuestra fe en Jesucristo y del amor que tenéis a todos los santos, por la esperanza que os está reservada en los cielos, sobre la cual oísteis hablar por la palabra verdadera de la Buena Noticia, que se os hizo presente, y está dando fruto y prosperando en todo el mundo igual que entre vosotros.

Responsorio

V. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

V. Su gloria se eleva sobre los cielos.
R. Alabado sea el nombre del Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
R. De la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor.

Cántico Evangélico

Ant. Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco se dejarán convencer aunque resucite un muerto.

Cántico de María. Alegría del alma en el Señor Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Si no quieren hacer caso a Moisés y a los profetas, tampoco se dejarán convencer, aunque resucite un muerto.

Preces

Demos gracias al Señor que ayuda y protege al pueblo que se ha escogido como heredad, y recordando su amor para con nosotros supliquémosle diciendo:

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.

-Padre lleno de amor, te pedimos por el papa N y por nuestro obispo N.; protégelos con tu fuerza y santifícalos con tu gracia.

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.

-Que los enfermos vean en sus dolores una participación de la pasión de tu Hijo, para que así tengan también parte en su consuelo.

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.

-Mira con piedad a los que no tienen techo donde cobijarse y haz que encuentren pronto el hogar que desean.

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.

-Dígnate dar y conservar los frutos de la tierra para que a nadie falte el pan de cada día.

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.

-Señor, ten piedad de los difuntos y ábreles la puerta de tu mansión eterna.

Escúchanos, Señor, que confiamos en ti.

Movidos por el Espíritu Santo, dirijamos al Padre la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración final
Señor Dios, que manifiestas tu poder de una manera admirable sobre todo cuando perdonas y ejerces tu misericordia, infunde constantemente tu gracia en nosotros, para que, tendiendo hacia lo que nos prometes, consigamos los bienes celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Conclusión
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

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