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Vísperas – oración de la tarde – viernes 04 noviembre 2022

Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: Feliz quien ha escuchado la llamada

Feliz quien ha escuchado la llamada al pleno seguimiento del Maestro, feliz porque él, con su mirada, lo eligió como amigo y compañero.

Feliz el que ha abrazado la pobreza para llenar de Dios su vida toda, para servirlo a él con fortaleza, con gozo y con amor a todas horas.

Feliz el mensajero de verdades que marcha por caminos de la tierra, predicando bondad contra maldades, pregonando la paz contra las guerras. Amén.

Salmodia

Ant 1. Fue hallado intachable y perfecto; su gloria será eterna.

Salmo 14

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua, el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor, el que no retracta lo que juró aun en daño propio, el que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant 1. Fue hallado intachable y perfecto; su gloria será eterna.

Ant. 2. El Señor protege a sus santos y les muestra su amor y su misericordia.
Salmo 111

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará, rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Ant. 2. El Señor protege a sus santos y les muestra su amor y su misericordia.

Ant 3. Los santos cantaban un cántico nuevo ante el trono de Dios y del Cordero, y sus voces llenaban toda la tierra.

Cántico Ap 15, 3-4

Canto de los vencedores

Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor, ¿y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Ant 3. Los santos cantaban un cántico nuevo ante el trono de Dios y del Cordero, y sus voces llenaban toda la tierra.

Lectura Rm. 8, 28-30

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

Responsorio
V. El Señor es justo y ama la justicia.
R. El Señor es justo y ama la justicia.
V. Los buenos verán su rostro.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

Cántico evangélico

Ant. Alabemos al Señor, que ha glorificado a su humilde siervo Martín con dones celestiales.

Cántico de la Santísima Virgen María Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Alabemos al Señor, que ha glorificado a su humilde siervo Martín con dones celestiales.

Preces

Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y digamos:

Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

-Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos, haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.

Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.
-Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito, ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

-Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo, guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.

Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

-Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino, haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del amor.

Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.

Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Oración

Señor, Dios nuestro, que llevaste a san Martín de Porres a la gloria celestial, por medio de una vida escondida y humilde, concédenos seguir de tal manera sus ejemplos, que merezcamos, como él, ser llevados al cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

Conclusión.

El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. Amén.

 

 

 

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