¡Desapégate!
La vida es un regalo, y la manera en que la vivas es el regalo que tú le das a Dios. Él nos la da para que la disfrutemos en libertad, con dignidad, y ligeros de equipaje. Somos nosotros mismos quienes le vamos poniendo cargas innecesarias a la vida. Perdemos la paz por apegarnos a personas y cosas. Les atribuimos carácter de necesarias e indispensables, y vamos encadenando nuestro caminar a estas dependencias que nos roban la paz.
Cuando Dios empieza a obrar en la vida de una persona, va poniendo todo el orden. Va limpiando aquello que no es indispensable y se encarga de darnos la certeza en el corazón de que camina junto a nosotros en medio de las vicisitudes de la vida.
En medio del mar de dudas que aquejan la vida, Él se presenta como la calma en la tormenta. Se dirige a nosotros y nos pide que le entreguemos el timón de la existencia. Sin embargo, preferimos seguir anclados a nuestras seguridades, en vez de entregar las riendas de todo. Y es que no es fácil soltar, no es fácil entregar el control de lo que, medianamente, tenemos asegurado.
Cuántas veces desconocemos que la razón que nos impide desprendernos es la falta de fe. Porque no cree más quien solo anuncia lo que “cree”, sino quien acciona: “la fe sin obras es muerta en sí misma” Santiago 2, 14
¿Qué te está pidiendo Dios que sueltes hoy? ¿Cuál es el Egipto que te esclaviza? Aprende que la libertad y paz interior solo son posibles en Dios, y nunca se deben negociar con nada, ni con nadie.
Escucha la reflexión en video que proponemos dando clic arriba, a propósito de este tema.