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Cómo nos protege la virgen I Padre Carlos Yepes

Cómo nos protege la virgen María.

Protégeme madre mía.

Cuando un bebé nace se aferra a sus padres buscando estar seguro. Es una búsqueda natural que se da al sentirse “libre” en un mundo nuevo lleno de movimiento, colores, formas y personas.

Pasar de estar protegido en el vientre de la madre por nueve meses a descubrirse siendo parte de este mundo, aunque en ese momento no sea consciente de eso, lo lleva a abrazar a sus padres tratando de imitar lo que fue su estadía en “casita de mamá” durante tantos meses. Es así como, a medida que el bebé encuentra seguridad en sus padres, va adquiriendo una autonomía llena de seguridad. Y sin bien los padres trabajan en equipo y aportan una riqueza invaluable para el recién nacido, la madre, desarrolla un instinto de protección que acompaña a los hijos durante toda la vida.

Una madre aconseja con el ánimo de proteger los pasos de sus hijos. Busca exhortarlos para que no comentan errores que los haga sufrir. Intenta, por medio de sus palabras, dar luz en las decisiones a las que se van a enfrentar en cada una de las etapas de la vida. Una madre ama sin medidas, entrega lo mejor de sí para que sus hijos tengan bienestar y disfruten de las grandes bendiciones que cada día trae consigo. Una madre dispone de todos los cuidados en alimentación y confort para que haya plenitud en el hogar. Las madres siempre quieren lo mejor para sus hijos, y actúan de acuerdo a esto para nunca les falte nada, en especial el amor. Con todo lo que hacen buscan, en definitiva, proteger. Acoger la vida de sus hijos como un milagro que les fue confiado como misión de vida para entregarlo todos los días en las manos de Dios.

María supo proteger a Jesús. Respaldo sus decisiones y lo acompaño siempre con el regalo de la oración. María es la madre que nos enseña el amor hasta el extremo, una madre que confía en los planes de Dios y ubica su compañía como estrategia para fortalecer la fe de su familia. Sin la fe de María el acto salvífico de Jesús no hubiera sido lo mismo. Sin la protección de ella, Jesús no hubiera tenido la valentía y el carácter de acoger el designio de Dios en su vida. Por eso, como Jesús sabe el camino que María tejió en fe con Él, nos deja de regalo su compañía que alienta nuestros pasos. Nos deja su abrazo eterno que nos protege en su vientre sagrado con el único fin de llevarnos a los brazos del Padre.

Así como la madre terrenal cuida desde la concepción, María acoge a cada persona en sus distintos procesos. Sabe entender lo que cada uno necesita para que con cuerdas de amor y lazos de ternura hallen plenitud, y como Jesús, tengamos la sabiduría de priorizar las cosas del Reino de Dios, sobre las que son finitas.

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