Sana tus relaciones
El ser humano es prisionero de los apegos de su corazón. Es muy difícil sentirse libre frente a los bienes terrenales, desapego de nosotros mismos y de los otros.
Todos los días se crean obstáculos que enferman las relaciones interpersonales. Y es que amar cuando la vida sonríe, cuando una persona nos hace el bien, por razón de vínculos de sangre y afinidad, es muy fácil, pero amar cuando hay estados de ánimo cambiantes y heridas en el corazón es de héroes; aún más, permanecer en ese amor es solo de santos.
Por eso, necesitamos la gracia de Dios para tener relaciones sanas y que propicien un crecimiento personal constante. Esto implica tener disposición para dejarnos moldear por Dios y que obre en todo aquello que debe sanarse y restaurarse.
Si quieres conocer algunas claves para sanar el corazón y favorecer tus relaciones, puedes ver el siguiente video.