¿Qué obras están consignadas y tienen tu nombre?
Muchos hablan que la sabiduría que llega con el pasar de los años enseña a desacelerar el ritmo de la vida. Sin embargo, surge una pregunta. ¿Por qué muchas personas “jóvenes” han adquirido cierta sabiduría sin que pasen los años, cronológicamente, hablando?
La respuesta es porque han experimentado un “Kairos”, es decir, el tiempo de Dios. Ese que no es circunstancial, ni efímero, sino eterno. Ese que no se basa en los años cumplidos, sino en la apertura y disponibilidad del corazón. Es allí cuando se entiende que no importa el tiempo ni el lugar, pues para Dios siempre es el momento de inyectar sentido de la vida.
Somos eternos aprendices en manos del alfarero, constantes buscadores de felicidad. Son muchos caminos los que el mundo nos traza cuando intenta dibujarnos el sendero más cercano para alcanzar plenitud, y al recorrerlos -cansados del camino- nos damos cuenta que solo Dios es el camino, la verdad y la vida.
Nadie mas que el artífice de la vida misma puede enrutar y guiarnos en el proceso. Los atajos pueden hacernos creer que vamos a buen ritmo, pero cuando llega el momento de validar el proceso quizá nos quedemos cortos en argumentos para unir todas las piezas, y las brechas, imposibles de conjugar, generen profundas heridas difíciles de sanar.
Hoy es el tiempo de Dios en tu vida, hoy es el momento que desde la eternidad se ha forjado para que abras la puerta de tu corazón y dejes Ser a Dios. No permitas que otros te sigan contando las maravillas del Señor, hoy, tu puedes ser el protagonista. La invitación es que seas el personaje principal de la historia que lees entre líneas entrelazadas, pero que, en esos renglones torcidos, Dios quiere escribir recto.
Piensa en tantas personas de la Sagrada Escritura que nos cuentan su pasado, por ejemplo, san Pablo, un perseguidor de cristianos, y pedro, quien negó a Jesús. ¿Acaso Dios no ha hecho grandes prodigios con y por medio de sus vidas? ¿Qué hubiera pasado si ellos no dan un sí a Dios que transformó sus miserias en alabanzas a su Nombre? No eres Pablo, ni Pedro, pero tu nombre sí está consignado en el corazón del Padre que busca hacer de tu vida una gran obra, donde no importa pasado, ni tu edad. Importan los sueños cargados de esperanza que han estado esperando desde la eternidad.
Si al leer estas líneas piensas que el tiempo se ha agotado y no tienes ya edad para dar frutos o recuperar el sentido de la vida, revisa un referente como el papa Francisco, quien relata cómo el llamado a ser Obispo de Roma le llega en la edad de lo que se conocemos como la jubilación y donde el pensamiento de muchos es que ya no se puede hacer grandes cosas, pero, cuánto bien ha hecho este buen hombre por la Iglesia. Piensa, entonces, ¿Qué obras están consignadas y tienen tu nombre? Seas joven o adulto el llamado a trascender la existencia es el mismo, las oportunidades son las mismas, pues Dios mira el corazón -centro de tus decisiones- y no tus apariencias.
Escucha la reflexión del padre Carlos Yepes en relación con este tema.