Vive en la paz de Dios
El cambio es inherente al ser humano. Todos los días nos vemos sometidos a pequeños y constantes cambios que modifican la estructura de los planes establecidos. Algunos se ejecutan de manera personal porque se hacen necesarios para avanzar con satisfacción en los desafíos que la sociedad propone o impone. Otros cambios, la misma dinámica del mercado los exige, y de estos recibimos ciertas consecuencias, y es nuestra tarea adaptarnos de la mejor manera.
Muchos cambios que se resisten en la vida, van sumando cuentas que pasan su factura. Por ello, es importante vivir el pasado con agradecimiento, el presente con determinación y el futuro con esperanza.
Cuando somos conscientes de que el futuro no nos pertenece podemos tomar decisiones de vivir el presente dando lo mejor. Muchas veces llegan situaciones fortuitas que no teníamos consideradas, y eso desestabiliza nuestra realidad. Con ello, se suman las reacciones frente a estos acontecimientos inesperados que pueden generar caos, hasta el punto de robarnos la paz. Por ello, cuán importante es no resistir lo que se vaya presentando en la vida.
Vivir en paz es el mejor regalo que podemos darnos, pues es la manera de entender que nada ni nadie debería desestabilizar nuestros días. Sin embargo, podríamos cometer el error de buscar la paz que el mundo ofrece en el consumismo, distracciones de series, películas, spa, charlas motivacionales, entre otras. Pero la única paz que no escatima en generosidad es la que proviene de Dios. “No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.” Filipenses 4, 6-7
