Domingo de Ramos
El Domingo de Ramos nos muestra el reflejo de la condición humana. Los que adulan y exaltan tu vida, son los mismos que, en determinado momento, te juzgan, ultrajan, y esclavizan.
Cuánta sabiduría en Jesús cuando menciona que no se debe confiar en los hombres (Jeremías 17:5), siendo consciente de la realidad humana tan cambiante que nos caracteriza: Hoy queremos, mañana no; (Lucas 22, 54-62) hoy valoramos, mañana olvidamos; (Éxodo 16, 12) hoy reconocemos la obra de Dios, mañana renegamos en su contra. (Números 21, 5).
En este día, donde se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, se recuerda como todos le tendían un corredor de honor. Y unos días más tarde, ese mismo corredor le abría camino a Jesús con la cruz a cuestas junto al sonido de los gritos de quienes lo habían reconocido como Maestro, y ahora querían matarlo.
Profundiza sobre el significado de este día
Qué podemos aprender de esto:
1). Solo Dios es bueno:
La misericordia de Dios es infinita, su bondad no tiene límites. Ha trascendido su condición Divina para hacerse hombre y mostrarnos, inmerso en nuestra cultura y hablándonos en el lenguaje que le entendiéramos, la verdadera finalidad de la vida.
2). Las glorias del mundo son pasajeras:
Fiarnos de los placeres que el mundo ofrece es el espejismo más grande. La vida cambia en cuestión de segundos y nos lleva a darnos cuenta que la base de la vida no es el poder, el tener y el placer.
La atrocidad de la guerra, por ejemplo, como ocurrió en Ucrania, nos muestra lo que es capaz de hacer el hombre por el poder. Millones de personas que abrazaban una vida tranquila, se despertaron y tuvieron que huir dejándolo todo. Cargando solo en su maleta la esperanza y la convicción de que la última palabra la tiene Dios, pues aquellos que un día te abrazaban, hoy te dan la espalda por pensar solo en su bienestar.
3). El camino de la cruz, es el mismo camino de la resurrección:
«Nadie ha ido al camino del sufrimiento sin volver de él transformado».
Jesús nos enseña el poder de la cruz. Deja en evidencia el dolor que esto significa, pero también la gracia que transfiere. Este acto violento, cargado de maldad, se convirtió en el gesto más genuino del amor, porque Dios, siendo Dios podía evitar este episodio de dolor, pero lo permitió para demostrar que la cruz es signo de triunfo y misericordia.
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