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Hagan lo que Él les diga

Hagan lo que Él les diga

Desde la historia de nuestros padres, no solo nos han enseñado a honrarlos, respetarlos, sino y, sobre todo a obedecerlos, porque como lo dicen las abuelas “el que obedece no se equivoca” y más si se trata de la experiencia y sabiduría adquirida por los papás.

Ahora bien, la Sagrada Escritura, nos presenta en la lógica de Dios y de la fe, un planteamiento contracorriente. Se dice que en el momento en que Jesús hizo el primer milagro en las bodas de Caná fue porque María se dio cuenta que se había acabado el vino, y ella, lanzando una de las expresiones más lapidarias, insta a los sirvientes a resolver el problema del vino, diciendo: “Hagan lo que Él les diga” Juan 2, 1-11

María, por un momento, cambió el orden establecido para darle paso al orden soñado por Dios: ponerlo siempre a Él en el primer lugar, escuchar su propuesta, antes que la propuesta del mundo, obedecer a sus mandatos, antes que las cargas que el mundo impone.

María es la humilde por excelencia y nos enseña que la primera y la última palabra la tiene Dios. Además, esta expresión denota la confianza y la obediencia de María, así como su papel como mediadora entre Jesús y la humanidad.

María dijo, hagan lo que él les diga

¿Qué beneficios tiene hacer lo que Jesús nos dice?

Antes del hacer, está el qué (qué-hacer). No se trata del hacer por el hacer, sino de tener claro lo que nos está pidiendo el Señor, y esto implica saber discernir sus planes y escuchar su voz.

María, desde el primer momento de la historia de la salvación, nos enseña que, a través de la oración, podemos tener oídos de discípulo. Es la oración la base donde le hablas a Dios y Él te responde. Es la oración el medio para comunicarse y disponer todos los sentidos para que las emociones, pensamientos y sentimientos se nivelen y no sean los protagonistas en las decisiones, sino que sean las certezas y la paz en el corazón las que dictamen el paso que debe darse.

Mes de maria - mayo- padre carlos yepes

La voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta, por eso, hacer lo que nos diga, va a estar enrutado a estos tres caminos, y todo lo que, humanamente nos saque de aquí, posiblemente nos llevará a errar el camino.

María nos enseña que hacer la voluntad de Dios trae las siguientes bendiciones:

1). Esperanza y confianza en el futuro: desconocer lo que ocurrirá en el futuro, muchas veces genera ansiedad, miedo e incertidumbre. Pero Dios, creador de cielo y tierra, y de todo cuanto existe, lo conoce y lo sondea todo. Por eso nos guía para evitar que caigamos, para preservarnos de todo mal y peligro, y nos hace la propuesta de seguirle, amarle y servirle.

Cuando María recibe por medio del Ángel la misión de la encarnación de Jesús, ella se pregunta: ¿cómo va a ser eso? pero confiada, da pasos de fe que la llenan de gozo y alegría. Aunque duda, no se paraliza, aunque le surgen una pregunta, se aventura en la fe segura de que su futuro está en las mejores manos.

María - esperanza

2). Paz que sobrepasa todo entendimiento: La paz de Dios es distinta a la paz del mundo. Es una paz que, a pesar de las situaciones, permite que vivamos en serenidad, armonía y plenitud. Posibilita tener claridad mental en medio de las vicisitudes y conlleva a una aceptación profunda de las circunstancias de la vida, sin juzgar, ni resistirse.

En este punto, María fue testigo de grandes desafíos frente a la situación política y social del momento, pero la gracia de Dios llenó de paz su corazón, pues sabía que haciendo de manera consciente la voluntad del Padre, iba a tener paz interior, aunque afuera todo representara caos.

3). Sentido de propósito: La vida puede moverse meramente en el ámbito terrenal, o tener conciencia de la eternidad a la cual estamos peregrinando desde la tierra.

Cuando el ser humano se pregunta sobre el sentido de su vida, se hace una de las preguntas más existenciales que existe, pues reconoce que su vida tiene una misión altísima que fue soñada e ideada por Dios.

Un corazón dispuesto, es capaz de morir a todo lo que erróneamente a dejado sembrar en el corazón y da la posibilidad de que el Señor prepare el terreno, siembre y dé frutos de salvación.

Una de las actitudes referentes más significativas por parte de la Santísima Virgen María es que ella no se guardó nada para sí, ella se despojó de todo, lo ofreció en fe y permitió que se puliera lo que fuera necesario para que se gestara en ella la promesa de la salvación del mundo.

María, mujer de fe en el amor,

“Hagan lo que Él les diga” es un mensaje mencionado por María hace más de 2000 años en el marco de la manifestación del primer milagro de Jesús, pero a su vez, es un mensaje actual que María quiere susurrar a tu oído y generar un eco tan profundo en tu corazón, para que, pasemos de ser espectadores de milagros, a ser protagonistas de una vida en Dios, donde podamos cantar y contar sus maravillas, porque hemos acogido la propuesta de sanación y salvación.

Pídele a María en tu oración personal que puedas ser dócil, que pases del querer, al hacer, y que antes del hacer, tengas la certeza sobre el qué, pues habrá sido revelado en tu oración personal, para fruto de tu vida de fe y santificación.

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Oración para hacer la voluntad de Dios.

Señor, quiero hacer tu voluntad.
Instrúyeme para ver lo que Tú vez
Sentir lo que Tú sientes
Desear lo que Tú deseas
Amar como Tú amas

Santísima Madre, tú que supiste hacer siempre
la voluntad del Padre,
dispón mi corazón para aceptar la propuesta de Dios.

No permitas que me pierda en mis decisiones,
que el orgullo sea mi consejero y que
la inmediatez me lleve a olvidarme
de que Dios y el tiempo son los mejores
aliados.

Te ruego, Madre del Cielo, que acompañes mi peregrinar,
intercede por mí ante el Padre en todo momento
y guíame en el camino que conduce a la paz.
Amén

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