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Testimonios y bendiciones del Santo Rosario – día cuatro

Viernes 4 de octubre
Misterios de Dolor

Testimonio Rosario 4

Testimonio mujer de 38 años

“Tres años y medio atrás, recibí la noticia que más alegría y esperanza traería a mi vida. Cuando menos lo esperaba, cuando el miedo me acompañaba, el Señor puso su mirada en mí y me confío la misión de ser madre.

Recuerdo que le supliqué en medio de una oración que me inundará de su paz y de su alegría, que no permitiría que nada ni nadie se antepusiera ante este plan que brotaba de su propio corazón, y que todo se diera desde su santa y perfecta voluntad. Y así fue, hasta el séptimo mes de embarazo, cuando en medio de un examen de rutina, escuché unas palabras que traspasaron mi corazón: “su bebé está en un estado de salud crítico a raíz de su bajo peso, y es necesario remitirla para urgencias porque no se sabe lo que pueda pasar con él”.

Las lágrimas corrieron por mis mejillas, la angustia se apoderó de mi corazón, y una bocanada de imposibles comenzaron a invadir mis pensamientos; y aunque contaba con la oración, la compañía y el apoyo de mi esposo y familiares cercanos, me era inevitable no experimentar lo que tanto temía.
Un día, en medio de la Eucaristía (que por cierto me tocaba vivir de manera virtual en el oratorio de mi casa pues estábamos en el pico más alto de la pandemia del Covid-19), Mamita María, a través del sacerdote, me dijo: “No temas, no estoy yo aquí que soy tu madre” y entendí que nadie más que ella podía acompañarme, guiarme, apoyarme y ayudarme a descubrir la bendición oculta a través de esta situación. A ella, que “una espada traspasó su alma” (Lucas 2,35) me invitó a confiarle mi dolor para interceder ante su hijo por mi situación, y así como en aquellas Bodas en Caná de Galilea (Juan 2, 1-12) ser testigo y testimonio de su gloria y poder.

Fue desde ese instante que llevé a mis manos y a mi corazón el arma más poderosa para vencer la tentación de la tristeza y el desánimo: el rosario. Todos los días, con la puesta del sol, me levantaba y lo rezaba entregándole a la madre lo que llevaba en mi interior y recibiendo a cambio su dulzura, consuelo y auxilio. El rosario y la eucaristía diaria fueron las mejores medicinas y el más excelso alimento durante el mes y medio restante antes del nacimiento de mi hijo, quien de manera sorpresiva nació 3 semanas antes de lo previsto, y bajo cualquier pronóstico médico, en perfectas condiciones.

En la madrugada de ese 21 de julio, cuando mi esposo y yo estábamos en la sala de parto a la espera de ver por primera vez el rostro de nuestro hijo, nos tomamos de las manos y juntos le rezamos a la madre, y aun cuando había mucho movimiento y voces externas que decían un sinfín de cosas, una nube de paz cubrió el lugar y por supuesto nuestros corazones, y una vez más experimentamos que cuando vamos a Ella, bajo la presencia de Dios padre en su hijo y por la acción del Espíritu Santo, suceden cosas grandes y maravillosas”

Intención: Te pedimos, María, por todas las personas que han recibido diagnósticos sobre su salud y ha perdido la esperanza de vivir. Intercede por ellos para que reciban el consuelo que solo viene de Dios.

Bendición del Santo Rosario para fortalecer nuestra vida interior
Con el rezo del Rosario entonas una gran oración a Jesús y María

Promesa del Santo Rosario:
Los niños devotos al Rosario, merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.

¿Por qué rezar el Santo Rosario?
Se encuentra paz, esperanza, consuelo y fortaleza.

Los santos aman el Rosario
«Rezar mi Rosario es mi más dulce ocupación y una verdadera alegría, porque sé que mientras lo rezo estoy hablando con la más amable y generosa de las madres».
San Carlos Borromeo

Viernes 4 de octubre
Misterios de Dolor 

 

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